“La decepción es un sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo o una persona. En ella se unen dos emociones, la sorpresa y la pena.”
Y el tema es que
esperamos desde que nacemos, todo comienza quizás con un juguete que pedimos a
Santa, pero llega un momento en la vida en que la expectativa es más elevada y
a veces irracional. La peor parte no es
cuando el objeto del deseo es alguna cosa, sino cuando lo basamos en las
actuaciones o en los sentimientos de las personas. Cada ser humano tiene
una concepción distinta de las cosas y es por ello que tienden a
decepcionarnos, ya que esperamos reacciones o concesiones de acuerdo a nuestro pensar
o a lo que sentimos, sin tomar en cuenta la otra cara de la moneda.
En este punto muchas
personas dicen: “Aprende a aceptar, más no esperar”, pero las cosas de la vida
no deben verse en blanco y negro, siempre hay tonos grises. Cada situación tiene matices diferentes dependiendo de como la mires.
Más que decidir por
una cosa u otra como estilo de vida, es mejor buscar un equilibrio, saber
cuando aceptar y cuando esperar, en el caso de éste último si surge alguna
decepción, tomarlo como aprendizaje y que esto sirva de combustible para
emprender otro camino. Lo importante es no rendirse!